El Millonario jugó mejor en Brasil, remontó un 0-2 en el global y ganó con un penal otorgado por el VAR para acceder a la fase decisiva por el título.
River Plate impuso sobre el césped del Arena do Gremio una fuerte dosis de carácter y personalidad en pos de revertir el resultado y concretó lo que parecía más que arduo: revertir la serie de semifinales contra el Tricolor, frente al que estuvo 0-2 en el global y terminó con un triunfo 2-1 para avanzar a la final de la Copa Libertadores.
Lo hizo otra vez. El Millonario fue a Porto Alegre a buscar una clasificación histórica después de un 1-0 en contra en el Monumental, en un partido en el que estuvo desdibujado y fue bien neutralizado por un defensivo dueño de casa.
El comienzo del partido anticipó un partido completamente diferente al que se dio en Núñez, no sólo porque el elenco argentino tenía que ir a buscar el encuentro, si no también porque el local le entregó la pelota y se refugió en su campo. Y los primeros minutos tuvieron como protagonista al equipo de Marcelo Gallardo, que no estuvo en el banco de suplentes por una sanción. Borré avisó primero, Ponzio después, Palacios metió un zapatazo. River asfixió al Tricolor. Pero la pelota no entró y el capitán pidió el cambio por una lesión (entró Enzo Pérez). Y se oscurecía el partido para el Millonario, que veía cada vez más lejos la final de la Copa Libertadores. Para colmo, llegó el gol de Gremio en una aparición esporádica de Leo Gomes.
En el segundo tiempo, Marcelo Gallardo, desde el palco, mandó a la cancha a Pity Martínez por Nacho Fernández pero el Millonario no mejoró. Los minutos seguían corriendo y el panorama no mejoraba para el conjunto argentino, que no tenía el control del primer tiempo.
Pero River ya demostró que no se lo puede dar por muerto. Lo hizo cada vez que tuvo que responder en la Copa, a pesar de que ningún rival se la hizo tan difícil como el último campeón, y lo volvió a hacer. En los últimos 10 minutos, los goles de Rafael Santos Borré y un penal que llegó desde la tecnología, con el VAR, en una decisión larga y discutida, le permitió a Pity Martínez firmar el definitivo 2-1.
No fue el mejor partido desde lo futbolístico (mucho menos la mejor serie), pero River hizo lo que tenía que hacer: ganar. Para quedar a 180 minutos de la gloria.
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